CONTEXTO

La idea de la creación de dos Estados (palestino e israelí) aparece cada vez más desdibujada. Desde 2014 el diálogo político entre ambos actores está bloqueado y la pasividad de la comunidad internacional favorece el mantenimiento de la violencia. La llamada "Intifada de los cuchillos", iniciada el pasado octubre, ya ha costado más de 170 muertes palestinas y 30 israelíes, que se suman al resto de muertes producidas en las anteriores seis guerras y dos Intifadas palestinas. Esta situación, con el añadido de un balance negativo de los Acuerdos de Oslo tanto en términos de bienestar como de seguridad, determina que dos tercios de los palestinos se muestren favorables a la opción violenta y exijan la retirada del presidente Mahmud Abbas.

Esta situación de violencia, además, afecta especialmente a las mujeres palestinas. Son ellas las más afectadas por la ocupación israelí y el asedio en Gaza, que sigue totalmente bloqueada. Tras la última agresión en la Franja, el 39,6 % de las mujeres sufrió violencia de género y el 63% fueron sometidas a varias formas de abuso. Además, los índices de desempleo en esta zona, que rondan el 43%, afectan principalmente a las mujeres, cuyo porcentaje se eleva al 88% entre las que tienen 24 y 35 años.

La situación de las personas refugiadas palestinas es también insostenible. Un tercio de quienes habitan el Territorio Ocupado Palestino (Franja de Gaza y Cisjordania) vive en campos de refugiados, y la mayoría sufre problemas de salud y psicológicos. A esto se suma el rechazo israelí al derecho de retorno a sus tierras de origen y la delicada situación de la población palestina refugiada en otros países.

Israel, por su parte, sigue adelante con su estrategia de hechos consumados, contando con su propia fuerza, el aval que le presta Washington y la pasividad del resto de la comunidad internacional. Como consecuencia, solo cabe prever un incremento de la tensión en la zona.